Las semillas de amaranto contienen naturalmente ácidos grasos Omega 6, un tipo de grasa poliinsaturada, considerados esenciales porque el cuerpo no puede producirlos, y por lo tanto, deben incorporarse a través de los alimentos.
Su aporte proteico es muy superior al de otros cereales, incluida la avena, y la proteína vegetal que contiene es de buena calidad. Pero no hay que perder de vista el contenido de las semillas de amaranto en vitaminas del grupo B, vitamina A, vitamina E, calcio, hierro y fósforo.
El hierro contenido en las semillas de amaranto resulta más fácil de asimilar por el organismo que el presente en la mayoría de los vegetales. La combinación de hierro con ácido fólico y vitaminas B1, B6 y B12 convierten a las semillas de amaranto en un verdadero alimento para tratar y prevenir todo tipo de anemias relacionadas con estados carenciales, problemas de mala asimilación de nutrientes o hemorragias.
Las semillas de amaranto resultan nutritivas y recomendables para personas convalecientes o que estén recibiendo tratamiento con quimioterapia; como también para incluir en las dietas de niños, deportistas y de ancianos. Además, la fibra insoluble ayuda a regular el tránsito intestinal.
El consumo habitual de semillas de amaranto contribuye a regular los niveles de colesterol en sangre.
Tiene alto contenido de proteínas (100 g aportan más del 20% de la ingesta diaria recomendada) y de fibras (100 g aportan 11 g de fibra alimentaria).
Posee bajo contenido de ácidos grasos saturados (menos de 1,5 g por cada 100 g de producto) y de sodio.
Al igual que todos los productos de origen vegetal, no contienen colesterol.
Presentación: 250 gs
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