El Yacón es una planta arbustiva nativa de los Andes, domesticada por la población tahuantinsuyana, muy conocida por la población peruana prehispánica, por el dulzor de sus raíces engrosadas. La consumían como “fruta” fresca, o después de exponerla al sol por unos días para aumentar su dulzura. El primer registro escrito sobre el Yacón, aparece con Bernabé Cobo en 1633 y se refiere a que se consume como fruta cruda que mejora su sabor si se expone al sol y al hecho de que dura muchos días después de ser cosechada, sin malograrse; por el contrario se vuelve mas agradable, (Zardini, 1991). Por su parte Yacovleff (1933) dice que yacón se encuentra en casi todos los fardos funerarios de Paracas. También se han encontrado diseños de sus raíces en pinturas de Nazca Embrionaria
El yacón es un cultivo andino de gran porte con un sabor muy especial, parecido al de la pera o manzana, es refrescante, tiene entre un 80 y un 90% de su peso en agua, tiene potasio, compuestos con actividad fungicida que hacen que no sea fácilmente atacado por plagas y escasos azúcares simples como fructosa, glucosa y sacarosa. Además de su sabor, también su textura es similar a la de la manzana, pero menos acuosa, su color interno es amarillo pálido, al usarla en licuados resulta de una consistencia un poquito más cremosa que la manzana y de un cierto sabor a banana, bastante leve pero apreciable. En cambio si se la come cruda el sabor tiene algo de manzana y de mango, es “extraña” pero agradable.
El yacón no es un medicamento y no cura la diabetes, pero debido a sus azúcares especiales es altamente recomendable para quienes tienen ese problema incluirlo en su dieta.
3 cápsulas x día.